lunes, 13 de junio de 2011

Un lugar en mi ciudad.

Levanto mí mirada solo un instante, un bullicio ensordecedor llama mi atención y me hace perder el hilo de las interesantes ideas que estaba leyendo de Augusto Cury. Noto una mezcla de sentimientos y emociones contradictorias a mi alrededor y siento una imperiosa necesidad por comprobar que sucede, giro levemente mi cabeza hacia la derecha y…
Veo como una niño corre a  los brazos de su padre, la sonrisa en el rostro del pequeño no puede ser comparable con nada en ese preciso instante, del mismo modo, una mujer, que entiendo es la madre de ese niño, corre detrás de él y abrazar a ese mismo hombre, los tres se funden en un largo y profundo abrazo, unos instantes después, alcanzo a escuchar cómo ella le susurra en el oído “no te puedes imaginar cómo te hemos echado de menos”.
Al mismo tiempo observo como dos enamorados se miran a lo lejos, tienen los ojos brillantes y detecto un leve movimiento inconsciente en sus labios superiores, se acercan lentamente, se miran, respiran, cierran los ojos, él posa su mano derecha sobre la mejilla de ella, sonríen levemente, vuelven a mirarse queriendo comprobar que lo que sienten es cierto, se besan, se abrazan, se quieren… poco a poco él se acerca a su oreja y le susurra “nunca más vuelvas a dejarme tanto tiempo, por favor”
Justo a 3 metros de los enamorados hay un hombre de unos 30 años, tiene la mirada perdida en el horizonte, parece que busca o recuerda algo, está solo, paulatinamente una tímida lagrima recorre su mejilla, noto que lleva consigo un gran equipaje y al mismo tiempo observo como se forma una gran sonrisa en su rostro, susurra para sí mismo “esta es mi oportunidad, espero que esta nueva tierra que piso me de lo que estoy buscando”.
Un instante después, un señor mayor armado con su bastón, espera a un joven que se dirige hacia él. El joven se detiene justo delante, deja caer una pesada maleta roja y le mira fijamente a los ojos esperando un gesto de aprobación. El hombre mayor lo mira con orgullo, le da dos palmaditas en su pómulo izquierdo  y acto seguido le propina un caluroso abrazo. A pocos centímetros de su oreja, le susurra al joven “por fin lo has conseguido hijo mío, estoy muy orgulloso de ti”.
Ahora, giro mi cabeza hacia la izquierda y…
Veo una madre desconsolada apoyada sobre el hombro de su hijo, estrecha firmemente su mano, como si no quisiese dejarlo escapar, sus ojos rojos e hinchados denotan un gran pesar y miedo, mucho miedo. Tras unos segundos se separan lentamente, él, en un gesto de valentía se aleja muy despacio y alcanzo a escuchar como con una voz quebrada le dice “tranquila mamá, volveré pronto”
Al mismo tiempo 6 jóvenes rodean a otro, quieren sentirlo por última vez, quieren tocarlo, abrazarlo, besarlo… están intercambiando cosas, le dan un pañuelo rojo a cuadros, una foto, una carta, una pequeña caja amarilla. Se miran entre todos y comienzan a reír entre lágrimas de dolor, poco a poco, el joven al que rodeaban comienza a alejarse y noto como le gritan “nunca te olvides de nosotros por favor”
Este último joven pasa por delante de una pareja que se miran atentamente queriéndose decir infinidad de sentimientos, tienen sus manos agarradas y ella sujeta una rosa roja con un lazo naranja, él sonríe levemente queriendo quitar peso a la situación, pero ella no lo puede evitar y se lanza a sus brazos llorando desconsoladamente. El traje militar que viste el hombre y la cantidad de medallas que cuelgan en su pecho lo hacen parecer importante. Antes de que él se de media vuelta, ella le entrega un papel doblado y le dice “ábrelo cuando llegues y por favor, vuelve, recuerda que te estaremos esperando”.
Justo en ese instante suena por megafonía que mi avión ya está embarcando y vuelvo en mí, acabo de descubrir el lugar de las ciudades en donde no importa que edad tenemos, que cargo ostentamos, en que religión creemos, que nacionalidad tenemos o quienes somos realmente, acabo de descubrir el lugar de las ciudades donde somos nosotros mismos, personas a la máxima potencia y no nos da miedo dejar que nuestros sentimientos afloren.
¿Por qué no existen más lugares así en el mundo?

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