jueves, 27 de octubre de 2011

Momentos

Sentir el tacto de las sabanas en mi espalda, abrir mis ojos y comprobar que aún quedan 10 minutos para que suene el despertador, ver como la luz entra tímidamente por una rendija de mi ventana, poner mi cabeza en el otro lado de la almohada que está un poco más frio que en el que estaba, estirar mis piernas y brazos estando aún dentro de la cama, sentir el agua caliente recorriendo mi cara, el tacto de la espuma en mis mejillas, mirarme al espejo y ver lo bien que me sienta esa ropa, el sonido de la cafetera por la mañana y ese aroma tan especial que invade mi cocina, disfrutar de un buen café, leer diez minutos la prensa del día, un beso en mis labios, escuchar un “hasta pronto, que te vaya bien el día”,  sentir como se amoldan los guantes a mis manos y el casco a mi cabeza, escuchar el sonido del motor de mi moto, sentir el viento en mi cara, detenerme en un semáforo y ver a los niños cantar mientras caminan al hacia el colegio, observar ejecutivos corriendo a sus puestos de trabajo, escuchar y dar los buenos días a mis compañeros de oficina, recordar por un segundo lo afortunado que soy por tener un empleo, disfrutar de los resultados de un trabajo bien hecho, compartir anécdotas e historias, comentar el partido de ayer, hablar e intercambiar correos electrónicos con todos los rincones de mi país, disfrutar de una buena comida en el bar de la esquina, ese café cortado de después,  sin notarlo ya son las 19.00h por hoy he terminado en la oficina, vuelvo a sentir esos guantes, el casco, ese rugido del motor, el viento en la cara, diviso lo que queda de sol en el horizonte, la poca luz que entra en mi casa a esas horas, hacer mi bolsa de deporte, caminar hasta el gimnasio, sentir el agua cubrir todo mi cuerpo mientras nado, intentar superarme cada día, al menos hacer una piscina más que ayer y una menos que mañana, sentir ese cansancio interno al igual que la satisfacción de haber casi concluido un gran día, recibir otro beso en mis labios, escuchar un “hola, como te ha ido el día?”, deleitarme con tus historias mientras abro la nevera y decidimos que vamos a cenar, cocinar a mi manera, disfrutar de una rica cena a tu lado, sentir como el sofá se adapta a mi cuerpo, ver la televisión a tu lado, notar como poco a poco intentas no dormirte, ver cómo te esfuerzas, verte dormida, acurrucada en el sofá y sabiendo que te perderás el final de la película, tranquila, yo mañana te lo cuento, susurrarte al oído para no asustarte y acompañarte a la cama, ver cómo te metes entre las sabanas con esa gracia que solo tú tienes, darte las buenas noches y recordarte cuanto te quiero, ver el final de una buena película, sentir el sabor de la pasta de dientes en mi boca, la refrescante sensación del enjuague bucal, ir a mi cama intentando no hacer ruido, deslizarme entre las sabanas sin hacer movimientos bruscos, buscar tus labios en medio de la oscuridad, besarte y volver a sentir el tacto de las sabanas en mi espalada.
Momentos. Mis horas, días y semanas, están llenas de momentos.
Me gustan mis momentos, me gustan mis horas, días y semanas.
¿Tú también disfrutas de tus momentos?